Estos son los peligros que esconde la bollería industrial
Por un escritor de hombre misterioso
Descripción
Los españoles nos comemos de media cada año unos 9 kilos de bollería y pastelería.
No nos podemos resistir a esta dulce tentación que, bajo ese aspecto tan amable de la bollería industrial, encierra un conjunto de componentes calóricos y grasas poco saludables de las que no podemos abusar; sobre todo los niños y personas mayores. Por poner solo un ejemplo de los peligros que esconden galletas, donuts o un croissant de chocolate, la ingesta excesiva de este tipo de alimentos incrementa el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares debido a las grasas trans. Según defiende la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (@SENC_RENC), no pasaría nada si no consumiéramos bollería industrial pero, en el caso de hacerlo, que sea de forma ocasional: no más de una vez a la semana y siempre en cantidades moderadas. Al contrario, más de 4 raciones al día estaría vinculado con un aumento del 62% en el riesgo de mortalidad por causas como cáncer o cardiopatías, entre otras. No puedo parar de comer Este es uno de los efectos perniciosos de este tipo de dulces. Crean adicción debido a esa combinación de grasas y azúcares presentes en esta bollería industrial que hace que tenga ese poder aditivo. Azúcar y más azúcar Además de los perjuicios de abusar de esas grasas poco saludables y esa cantidad de azúcar, como hemos explicado anteriormente, podemos sumar el sobrepeso y la obesidad ya que estos productos tienen un elevado nivel de calorías: apenas 100 gramos aportan a nuestro organismo 450 Kcal. Más riesgos Por si fueran pocos los peligros que hemos enumerado, abusar de estos alimentos procesados puede provocar hipertensión por su alto contenido en sodio, por lo tanto debe también vigilarse este punto en el caso de las personas mayores. Además, no poseen gran cantidad de proteínas ni de fibra y, en contadas ocasiones, pueden ofrecer algún mineral o vitamina. Por no hablar de la gran cantidad de aditivos, saborizantes o conservantes químicos que llevan este tipo de productos procesados y que no resultan aconsejables para una persona mayor. Toda una lista negativa a la que parece que no hacemos mucho casi si observamos la cifra de consumo de bollería en nuestro país. Según datos de la Asociación española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería (@esAsemac), de media nos comemos al año unos 9 kilos de bollería y pastelería.
No nos podemos resistir a esta dulce tentación que, bajo ese aspecto tan amable de la bollería industrial, encierra un conjunto de componentes calóricos y grasas poco saludables de las que no podemos abusar; sobre todo los niños y personas mayores. Por poner solo un ejemplo de los peligros que esconden galletas, donuts o un croissant de chocolate, la ingesta excesiva de este tipo de alimentos incrementa el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares debido a las grasas trans. Según defiende la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (@SENC_RENC), no pasaría nada si no consumiéramos bollería industrial pero, en el caso de hacerlo, que sea de forma ocasional: no más de una vez a la semana y siempre en cantidades moderadas. Al contrario, más de 4 raciones al día estaría vinculado con un aumento del 62% en el riesgo de mortalidad por causas como cáncer o cardiopatías, entre otras. No puedo parar de comer Este es uno de los efectos perniciosos de este tipo de dulces. Crean adicción debido a esa combinación de grasas y azúcares presentes en esta bollería industrial que hace que tenga ese poder aditivo. Azúcar y más azúcar Además de los perjuicios de abusar de esas grasas poco saludables y esa cantidad de azúcar, como hemos explicado anteriormente, podemos sumar el sobrepeso y la obesidad ya que estos productos tienen un elevado nivel de calorías: apenas 100 gramos aportan a nuestro organismo 450 Kcal. Más riesgos Por si fueran pocos los peligros que hemos enumerado, abusar de estos alimentos procesados puede provocar hipertensión por su alto contenido en sodio, por lo tanto debe también vigilarse este punto en el caso de las personas mayores. Además, no poseen gran cantidad de proteínas ni de fibra y, en contadas ocasiones, pueden ofrecer algún mineral o vitamina. Por no hablar de la gran cantidad de aditivos, saborizantes o conservantes químicos que llevan este tipo de productos procesados y que no resultan aconsejables para una persona mayor. Toda una lista negativa a la que parece que no hacemos mucho casi si observamos la cifra de consumo de bollería en nuestro país. Según datos de la Asociación española de la Industria de Panadería, Bollería y Pastelería (@esAsemac), de media nos comemos al año unos 9 kilos de bollería y pastelería.
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